La epilepsia es uno de los trastornos neurológicos crónicos graves más frecuente y aunque es difícil hacer una estimación epidemiológica de su presencia, aproximadamente 40 millones de personas en Europa tienen antecedentes de crisis en algún momento de su vida y hasta 6 millones padecen epilepsia activa (0,4-0,8% de la población). Algunos estudios poblacionales estiman un 8-10% de riesgo de padecer una crisis a lo largo de la vida y del 3% de tener epilepsia.

Una de las etapas de mayor riesgo de crisis epilépticas es la infancia, con una incidencia en nuestro medio de unos 45 nuevos casos anuales por cada 100.000 niños menores de 10 años, cifra que aumenta hasta unos 113 por 100.000 si analizamos a los menores de 1 año. Respecto a la prevalencia, podemos situarla entre 3,5-11 casos por cada mil niños menores de 14 años, con un discreto predominio en varones.

En la actualidad, muchos de los padres que acuden a consulta, nos comentan los problemas que tienen para que los educadores acepten dar a los niños determinadas medicaciones. Sin embargo, en el caso concreto de las crisis no son conscientes del papel tan importante que desempeñan en su tratamiento inicial, pues la adecuada intervención en fases precoces puede evitar que una simple crisis convulsiva se prolongue y convierta en un Estatus epiléptico, condición neurológica asociada a unos índices de mortalidad (3-15%) y morbilidad importantes en todas las etapas de la vida.

Puesto que nuestros hijos pasan una parte muy importante del día en el ámbito escolar, la probabilidad de que un paciente con crisis epilépticas de cualquier tipo y etiología tenga un episodio en el colegio es muy alta, por ello consideramos prioritario la formación de los educadores para una adecuada identificación y manejo de las mismas.

Mientras tanto, debemos facilitar en la medida de lo posible y sistematizar la atención básica ante una crisis convulsiva, por ello hemos realizado un cartel que adjuntamos en el post que establece de una forma gráfica e intuitiva el protocolo de actuación a seguir ante una crisis epiléptica en el aula para profesionales no sanitarios.

Completamos este protocolo con una autorización firmada tanto por los responsables legales del niño como por el médico que prescribe la medicación.

Desde hace unos años en Galicia existe un programa de alerta escolar coordinado por los servicios de emergencias para diversas patologías. Basándonos en la gran aceptación y buen funcionamiento de este programa, realizamos este modelo para que pueda ser utilizado por el resto de pacientes a nivel nacional.

 

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