La repercusión que ha tenido la difusión en diversos medios de comunicación e internet la posible eficacia del Canabidiol (CBD) en epilepsias refractarias, ha despertado el interés de los padres por tratar a sus hijos con diversos preparados de cannabis. En nuestras consultas de neuropediatría cada vez es más frecuente la demanda de información sobre el tema lo cual nos ha llevado a decidir escribir este post sobre el tema.
Recientemente, dos compuestos derivados de las plantas de marihuana, el D9-tetrahidrocannabinol (THC) y cannabidiol (CBD), tienen especial interés depara los investigadores por su posible utilidad en el tratamiento de la epilepsia. El THC es el principal componente psicoactivo de la marihuana debido a su papel como un agonista parcial de los receptores cannabinoide 1 (CB1), que se encuentran principalmente en el cerebro (inhibidor del GABA y en las neuronas glutamatérgicas excitatorias). El CDB es el principal componente no psicoactivo del cannabis y puede disminuir los efectos de la activación de CB1. El mecanismo por el cual CDB ejerce sus efectos antiepilépticos no está bien definida, si bien es cierto que se cree que probablemente incluya múltiples mecanismos. Además de su efecto antiepiléptico parece tener propiedades antiinflamatorias, antiapoptóticas y jugar un papel importante en la neuroprotección, de ahí que existan múltiples lineas de investigación con Canabidiol como por ejemplo las del Dr. Martinez Orgado en Encefalopatía Hipóxico Isquémica.
Aunque aún no existe suficiente evidencia científica para recomendar el uso del Canabidiol en epilepsia, algunos padres administran preparados de Cannabis enriquecido con Canabidiol como terapia alternativa en epilepsias refractarias al tratamiento. El “Boom” de esta corriente surge a parir de un artículo (Porter BE et al, 2013) que valoraba el uso de Cannabis enriquecido con Canabidiol en el tratamiento de niños con epilepsia refractaria, principalmente Síndrome de Dravet. Este estudio concluye la eficacia del Cannabidiol con un perfil de efectos adversos bastante bueno, pero tiene grandes limitaciones metodológicas que debe hacernos interpretar los resultados con mucha cautela. Y es que no se pudieron establecer las dosis ni la composición exacta de los diferentes extractos de cannabis, el potencial impacto del THC en los efectos adversos y al no estar aleatorizados no es posible descartar la existencia de un efecto placebo.
Por tanto, aunque en un futuro muy próximo vamos a tener resultados de los estudios que están actualmente en marcha sobre la eficacia del Canabidiol en diversos síndrome epilépticos (Dravet, Lennox-Gastaut), aun no podemos recomendar a los padres el uso de preparados artesanales de Cannabis.
La falta de regulación y normalización en el sector de cannabis para uso medicinal plantea preocupaciones respecto a la composición y la consistencia de los productos que se dispensan. Estas preparaciones artesanales pueden contener diferentes porcentajes de CDB y THC, así como muchos otros derivados cannabinoides y otros compuestos. Su concentración puede variar en función de las plantas, el clima o el proveedor y lo más importante, no hay datos controlados sobre el uso de estas preparaciones.
Para evaluar realmente la seguridad y eficacia de estas preparaciones, la mezcla química debería ser estable en el tiempo y mantener siempre la misma proporción de CBD/THC, así como dar a unos pacientes canabidiol y a otros no de manera ciega para ver realmente su eficacia.
No debemos perderle el respeto al Cannabis, pues al fin y al cabo, algunos compuestos del mismo pueden tener efectos negativos sobre el cerebro en desarrollo y siempre debe ser considerado antes de tomar una formulación casera. Estudios recientes sugieren que el cannabis tiene efectos negativos en los niños menores de 15 años de edad, incluyendo un riesgo de psicosis y deterioro a largo plazo de las funciones ejecutivo (fundamentales para un buen desarrollo de las competencias por ejemplo académicas).
Los pacientes, las familias y la comunidad médica necesitan unos datos objetivos imparciales sobre seguridad y eficacia para respaldar un nuevo medicamento para tratar la epilepsia. Para evaluar la seguridad y eficacia, tenemos que definir el perfil químico precisa de un medicamento o producto botánico. Los datos actualmente disponibles para la marihuana medicinal no cumplen estos criterios. Además, se necesitan los datos farmacocinéticos adecuados para fundamentar las recomendaciones de dosificación e identificar las interacciones con fármacos antiepilépticos (FAEs) y otros medicamentos que pueden causar toxicidad o perjudiquen la eficacia.

Podemos concluir que para hacer una adecuada caracterización de la seguridad y eficacia de los productos de la marihuana y su posible papel en el tratamiento de la epilepsia en niños y adultos, debemos recopilar experiencia y datos de los estudios que actualmente están en marcha con Epidiolex (canabidiol). Desde la comunidad científica pedimos prudencia a la hora de dar una formulación casera de Cannabis a los niños con epilepsia refractaria, consultarlo con su Neuropediatra y preguntarle la posibilidad de entrar en algún ensayo clínico de los que actualmente se están haciendo en varios Hospitales Españoles.

Bibliografía

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  • Fontes MA, Bolla KI, Cunha PJ, et al. Cannabis use before age 15 and subsequent executive functioning. Br J Psychiatry 2011;198:442–447.
  • Griffith-Lendering MF, Wigman JT, Prince van Leewen A, et al. Cannabis use and vulnerability for psychosis in early adolescence—a TRAILS study. Addiction 2013;108:733–740.
  • Porter BE, Jacobson C. Report of a parent survey of cannabidiol- enriched cannabis use in pediatric treatment-resistant epilepsy. Epilepsy Behav 2013;29:574–577.