El éxito o fracaso escolar temprano puede condicionar el bienestar, la autoestima y la motivación del niño. 

Debido a que las primeras experiencias relacionadas con el aprendizaje pueden influir en el desarrollo personal y social del niño, debemos asegurarnos de que la escolarización se produce, cuando los niños están madurativamente preparados para participar e interactuar en el aula de una forma exitosa.

El 33% de los niños que acceden al sistema educativo no están realmente preparados para enfrentarse con éxito a la escolarización.

El desarrollo desarrollo madurativo es un proceso individual y probablemente inimitable. Cada niño tiene su ritmo y debemos adaptarnos a sus particularidades.

Independientemente de sus discapacidades físicas o mentales, antecedentes culturales y/o exposición previa a diversas actividades educativas, debemos grabarnos a fuego que todos los niños son capaces de aprender y deben participar en un programa educativo acorde a sus necesidades.

Según el Comité de Salud Escolar de la Academia Americana de Pediatría y el Comité de Atención Temprana, Adopción y Dependencia, “todos los niños tienen derecho a la educación en un entorno donde se comprenda y apoye la gran variabilidad en el desarrollo de la primera infancia”.

Solo teniendo en cuenta esta diversidad, se conseguirá el desarrollo pleno de las distintas capacidades potenciales de un niño.

Debemos cambiar la mentalidad y ser más flexibles a la hora de recomendar el momento óptimo o el mejor modelo educativo, según las características particulares que tenga cada niño.

Un ejemplo de esta situación es la escolarización de los grandes prematuros. Existe un debate sobre el momento óptimo de su escolarización. No existe consenso sobre si debe hacerse siguiendo la edad cronológica (es decir, la edad respecto al momento real del parto) o la edad corregida (la edad respecto al momento en el que debería haber nacido). Aunque no se puede generalizar, el momento óptimo dependerá del nivel madurativo del niño cuando y no  de su edad.

¿Cuales son los aspectos fundamentales que van a determinar este nivel de madurez?.

  1. Desarrollo del lenguaje: El retraso en el desarrollo del lenguaje es la causa más comúnmente identificada relacionada con una falta de preparación para el acceso al colegio. El lenguaje es crucial para el desarrollo conceptual y el razonamiento. El desarrollo del lenguaje está fuertemente asociado con las definiciones convencionales del éxito académico y está íntimamente relacionado con el desarrollo socioemocional. Por tanto es uno de los principales aspectos a tener en cuenta.
  2. Bienestar físico y desarrollo motor: aunque la condición física normal ayuda al niño a participar en actividades sociales y académicas, su merma no impide la escolarización. Sin embargo, puede afectar la capacidad del niño para realizar determinadas actividades. Por ello debe tenerse en cuenta a la hora de tomar decisiones sobre el programa educativo más apropiado según su tipo y grado de discapacidad (motora, neurosensorial, psiquica…etc)
    Cognición y conocimiento general: es importante la capacidad cognitiva, lógico matemática, social y física.
  3. El Desarrollo social y emocional influye en el desarrollo cognitivo y las habilidades pre-académicas. Las competencias socioemocionales específicas que deben haber adquirido los niños en la guardería incluyen: capacidad de autorregulación, capacidad de separarse de los padres, de expresar emociones de manera apropiada, conciencia del efecto que tienen las acciones sobre los demás, la capacidad de empatizar (ponerse en el lugar de los demás) y la adquisición de conductas prosociales como aprender a respetar el turno, compartir, ayudar, aceptar las diferencias y tolerar frustraciones.
  4. Acercamiento del niño al aprendizaje: el aprendizaje del niño va a depender de una combinación de factores:
    a. Predisposición: es un factor innato o que se inculca a una edad muy temprana. Varía según el sexo, nivel sociocultural familiar, temperamento…etc.
    b. Nivel cognitivo (inteligencia fluida) y madurativo: en parte también innato, aunque la inteligencia es modificable por aprendizaje, memoria, funciones superiores…etc (inteligencia cristalizada).
    c. El “estilo de aprendizaje”: es la respuesta del niño ante el aprendizaje y que depende de diversos factores tales como la curiosidad, la iniciativa, la atención, la persistencia, la reflexión, la imaginación y el razonamiento.

¿Que papel jugamos los padres?

La alfabetización comienza a desarrollarse antes de que el niño aprenda a leer. Los padres debemos ser los primeros maestros de nuestros hijos y dedicar diariamente el tiempo necesario para para ayudar, incentivar y educar a nuestros hijos.
No podemos dejar todo el proceso educativo a los maestros, ni sustituir el tiempo por regalos o premios que “compren su cariño”.
El estilo de vida actual obliga a los padres trabajar durante todo el día y en el mejor de los casos, la formación y educación de los hijos queda en manos de los abuelos.
La generalización del uso de nuevas tecnologías desde edades muy tempranas, empeora desde mi punto de vista el proceso. La utilización de diversos medios audiovisuales como la televisión, tabletas y otros dispositivos móviles, tienen una influencia cada vez mayor en el desarrollo de los niños pequeños. Aunque bien utilizados, pueden ser de utilidad, nunca podrán sustituir el aprendizaje que se adquiere mediante la interacción real con personas y diversas experiencias vitales.
Además, su utilización excesiva limita el tiempo que los niños pasan en otras actividades que promueven el aprendizaje, por ejemplo, leer, jugar con los compañeros, colorear, hacer construcciones, rompecabezas, etc.
Los cuidadores debemos supervisar de cerca la programación televisiva que ven nuestros hijos, aprovechar sus beneficios disponibles, limitar su tiempo, y garantizar la exposición a modelos de comportamiento apropiados.

Como conclusión debemos remarcar:

1. La importancia que tiene en el desarrollo las primeras experiencias relacionadas con el aprendizaje.

2. La importancia de la escolarización cuando estén preparados madurativamente para participar e interactuar en el aula de una forma exitosa.

3. La  necesidad de  individualizar este momento según las particularidades del niño independientemente de su edad.

3. La necesidad de un modelo educativo que comprenda y apoye la gran variabilidad que existe en el desarrollo durante la primera infancia.