La homeopatía es un tipo de la mal denominada “medicina alternativa”. Fue creada en 1796 por el alemán Samuel Hahnemann. 
Debemos dejar claro desde el principio, que a pesar de su creciente popularidad no deja de ser una pseudociencia más.  Su eficacia carece de evidencia científica, a pesar de que sus adeptos nos vendan lo contrario.

Cuando hablamos de evidencia científica, nos referimos a la existencia de estudios clínicos bien diseñados en los que un producto homeopático haya demostrado superioridad frente al placebo. Hasta la fecha y por más que realicemos sin prejuicios una minuciosa búsqueda bibliográfica, no hemos conseguido encontrar nada que apoye su utilización en ninguna patología neuropediátrica.

¿En qué consiste?

Se caracteriza por el empleo de preparados “medicinales” que utilizan sustancias capaces de producir los mismos síntomas que pretenden tratar, pero altamente diluidos (hasta 10000 veces).

Su base teórica se sustenta  en 3 grandes pilares:

  • “Lo similar se cura con lo similar” (similia similibus curantur) 
  • “La dilución aumenta la potencia”
  • “La memoria del agua”. 

Los productos medicinales homeopáticos se elaboran mediante diluciones seriadas en agua o alcohol de una sustancia (hierba u oligoelemento), con agitación vigorosa entre las diluciones (potenciación). La sustancia original se diluye en 1:99 partes de agua o alcohol, seguida de una segunda dilución en 1:99 partes y así sucesivamente.

Sin embargo no existe una pauta fija de dilución. 

¿Qué base científica tiene?

NINGUNA

A poco que tengamos un pelín de sentido común y cierta actitud crítica, sólo leyendo los tres pilares en los que se fundamenta su eficacia, debe “chirriarnos” el rigor científico de la homeopatía.

Es más, si somos realista, más que una ciencia parece un acto de Fé.

Existen revisiones Cochrane (medicina basada en la evidencia) recientemente publicadas sobre el la utilidad de la homeopatía en infecciones respiratorias (IRA) en niños, que concluyen y confirman la falta de evidencia disponible como para apoyar su administración en estos procesos. Los mismos resultados se obtienen cuando analizamos revisiones realizadas en otras patologías como el Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), patologías digestivas, osteoarticuares…etc.

¿Por qué tiene cada vez más adeptos?

Aunque no tienen ninguna evidencia científica para apoyar su utilización, la realidad es que goza de una gran popularidad.

En la actualidad hay más de 3000 productos homeopáticos, de los cuales 150 son de uso frecuente.

Mi planteamiento es que que la mayoría de estos tratamiento están dirigidos contra patologías banales autolimitadas que afectan principalmente a niños (infecciones respiratorias de vía alta), donde los tratamientos convencionales (antitusigenos, anticongestivos nasales, expectorantes, antibióticos…etc) tampoco tienen eficacia ni  evidencia.

 Existe una creencia generalizada en que la homeopatía es “natural” e “inocua”.  

Es fácil seducir a los padres con productos “naturales” para tratar o prevenir los síntomas de sus hijos.

¿Por qué “funciona” según muchas personas?

El mecanismo fundamental está en el efecto placebo. Parece bastante bastante claro que el efecto placebo es mayor en niños y sobre todo en patología gastrointestinal. Alcanza casi el 30 % en cefaleas y TDAH, y hasta el 20% en epilepsia.

No hay ningún efecto milagroso ni terapéutico en estos productos. Sin embargo si existen muchos intereses económicos.

Por tanto, con la evidencia disponible en la actualidad no podemos ni debemos recomendar productos homeopáticos a nuestros pacientes.

Sin embargo, debemos responsabilizarnos de explicar a los padres su existencia y darles los recursos suficientes para que puedan decidir por si mismos, pero de una forma adecuada.

Aunque la mayoría de los productos homeopáticos son inocuos, pueden retrasar el tratamiento de patologías realmente importantes e incluso el abandono de la medicina real en enfermedades o trastornos incurables

Por tanto, y para resumir
¿Homeopatía si o no?

Pues No!!!.

Si los padres tienen interés en tomarlo, debemos revisar que no sea contraproducente para el niño y asegurarnos de que cumplan el tratamiento convencional si es que existe.

Y recordar: No existen tratamientos miagro. Que no te la den con Queso.

Y por supuesto, se admiten otras opiniones…

BIBLIOGRAFÍA 

  • Hawke K, van Driel ML, Buffington BJ, McGuire TM, King D. Productos medicinales homeopáticos para la prevención y el tratamiento de las infecciones respiratorias agudas en niños. Cochrane Database of Systematic Reviews 2018 Issue 4. Art. No.: CD005974. DOI: 10.1002/14651858.CD005974.
  • Galiano Segovia MJ, Moreno Villares JM. ¿Es útil la homeopatía en pediatría?. An Pediatr Contin. 2012;10:238-41.